¿Por qué son pocas las pymes chilenas que invierten en I+D?
Pese a que en Chile existe una Ley de Investigación y Desarrollo (I+D), que promueve la mejora de la capacidad competitiva de las empresas, solo el 1% utiliza el beneficio tributario. Una realidad desalentadora que no sorprende del todo, ya que muchos de los empresarios, especialmente aquellos de pequeñas y medianas empresas, las prioridades son otras.
De acuerdo con Patricio Jarpa, gerente general de Nanotec Chile -empresa dedicada a la investigación, producción y comercialización de la nanotecnología- “esta ley es una extraordinaria herramienta para establecer incentivos tributarios para investigación y desarrollo. Además, se trata de un beneficio al que es muy fácil acceder”.
La Ley establece un incentivo tributario para la inversión en I+D a las entidades, permitiéndoles rebajar del impuesto de primera categoría hasta el 52,55% de los recursos destinados a actividades de investigación y desarrollo.
Mientras la investigación contempla la generación de nuevo conocimiento, mediante la realización de trabajos experimentales o teóricos; por desarrollo se entiende la creación o perfección de materiales, productos, dispositivos, procesos, sistemas y servicios, a través del uso de la investigación o conocimiento.
Sin embargo, no son muchos los que usan este incentivo tributario. Al analizar cuáles podrían ser las razones, Jarpa refiere que “son pocas las empresarias o empresarios pyme que están hoy pensando en I+D”. Esto, porque tienen otras prioridades y les ha afectado la incertidumbre política y el escenario económico.
“Las entidades tienen otras prioridades, como pagar imposiciones, cuentas y créditos, entre otros. Junto con esto, en dos años con altos y bajos, temas como la economía y la incertidumbre política han influido en que los empresarios dejen de lado la inversión en investigación”, comenta el gerente general de Nanotec Chile.
Cabe recordar que en el país, primero debido al estallido social y luego con la pandemia, las pymes son las que más han sufrido. De acuerdo al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), si bien las compañías de todos los tamaños han sido afectadas, las que tienen menos posibilidades de encarar una crisis como esta son las pequeñas. Además, a estas mismas les ha tocado afrontar las mayores caídas de las ventas y el cierre sostenido de grandes empresas.
Ante esta realidad, Jarpa expresa que “la incertidumbre no les permite dormir a los pequeños empresarios, así que difícilmente les permitirá realizar I+D. Muy poco ayudan algunas propuestas que tienden a no comprender lo relevante de las pymes y lo sensible que son, por ejemplo, a un alza en los salarios con efecto en el empleo, sobre todo juvenil, y a un posible aumento de precios en productos y servicios”.
A esto se suma la falta de formación profesional de algunos empresarios. “Entre los microempresarios, que tienen entre 24 y 65 años, solo 65% ha terminado la educación media. También debemos tener personal más calificado que pueda adaptarse a nuevas tecnologías, porque los países demoran años para tener este perfil”, dice Jarpa.
Finalmente, pese a este tipo de beneficios para impulsar la I+D, a ojos de Jarpa debería haber mayor apoyo irrestricto a las pymes, “con garantías reales e inmediatas, junto con proyecciones con un horizonte mínimo de aquí a 3 años y un fuerte foco en la capacitación”.